Gracias a sus propiedades, el ozono esteriliza, oxigena y regenera el aire que respiramos y desinfecta el agua que utilizamos. Elimina más del 99% de bacterias, mohos, hongos, pólenes y ácaros e inactiva los virus. Es un potente aliado en la lucha contra alergias, asma e infecciones, porque desactiva las cargas de microbios presentes en el aire y sobre las superficies.

Purifica el aire eliminando los olores desagradables como humo, cocina, transpiración, descomposición, moho, orina, pintura y pelo de animal. Las moléculas de ozono no se limitan a cubrirlos, sino atacan y neutralizan completamente las partículas que causan los malos olores, dejando en su lugar una sensación agradable de limpio y un ambiente regenerado y desodorizado.

Es un excelente repelente natural contra moscas, mosquitos, pulgas, cucarachas, hormigas, bichos, polillas y pequeños roedores.
Estos "invitados" indeseados, además de ser fastidiosos y desagradables, son peligrosos vehículos de transmisión de enfermedades tanto para el hombre como para los animales.
A diferencia de los remedios químicos tradicionales, el ozono actúa sin riesgos para la salud. Además, previene su proliferación, eliminando las bacterias, causa de su multiplicación.

El ozono es un gas natural compuesto por tres moléculas de oxígeno (O3) que se origina en la estratosfera por irradiación de los rayos ultravioletas y descargas eléctricas de los rayos.

Higieniza perfectamente sin necesidad de aditivos o productos químicos aprovechando exclusivamente su fuerza natural oxidante. Una vez terminado el tratamiento, el ozono se reconvierte en oxígeno sin dejar ningún residuo tóxico o químico.

Es conocido como el agente desinfectante más eficaz contra alérgenos y patógenos presentes en el aire y en el agua, incluso en comparación con los tradicionales productos químicos. Dado que es un gas más pesado que el aire, se distribuye en los ambientes de forma capilar, penetra en los tejidos en profundidad y llega hasta los puntos más escondidos donde anidan bacterias y alérgenos.